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Reflexiones

Crear, gestar, sanar

En plena noche un despertar, destellos dorados se muestran en la oscuridad. Amanece y, entre movimientos domésticos, la visión renace espontáneamente, se vuelve idea. Las aguas traen la vivencia hacia la orilla donde se asienta la espuma y dibuja imágenes que relatan el sabor de la materia. Unas tras otras van llegando, desde el aire hacia el barro. En un momento preciso, reposa el flujo de la acción. Es tiempo de descanso. La acción es la inacción. Es honesto no forzar y dejar que profundice lo sucedido en los cuerpos.

Registro de mi diario

Al habitar nos convocamos a redescubrirnos, a crear nuevos caminos para recorrer las experiencias, a volver a modelar vínculos y situaciones ricas en aprendizajes. Vemos lo que antes no habíamos visto; volvemos a ver con otros lentes, despertando al estado de asombro. Nace la sustancia creativa. El juego de la escena. ¿Quién soy hoy? ¿Qué escenario quiero crear? ¿Qué escena elijo vivir?

Observar y darle lugar a la inspiración son herramientas esenciales para mutar de estado e integrar la información que busca sanar, abriendo paso a un proceso profundo de autoexploración.

Disponernos al juego, a la incertidumbre, al cuerpo presente, a la voz sincera, a la expresión libre, abre portales de comunicación con la fuerza vital que nos muestra lo que vinimos a materializar; y, desde la atención plena que nace en estos estados, habitar nuestros rituales y reconocer cómo nos relacionamos con nuestra vitalidad, con nuestros vínculos, con nuestros proyectos o en nuestro hogar. Abrir los sentidos a estar en el ahora. Preparar nuestro lugar, nuestro estado de energía, y así reconocernos para crear nuevas formas.

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