La Arquitectura Integrada es un experiencia, que surge desde adentro hacia afuera, cuando nos descubrimos siendo al habitarnos y al habitarnos nos reunimos con nuestro hogar.
El hogar de la Arquitectura Integrada es un cuerpo vivo más, somos nuestro hogar y nuestro hogar nos acompaña a ser. Es un microcosmos en el macrocosmos que posee un cuerpo denso, un cuerpo sutil y un sistema físico energético. Sus características y cualidades mutan expresando el vínculo recíproco orgánico que nos integra, habitar es la vivencia que lo hace posible.
Ricardo A. Leveratto, en su libro Los Dominios de la Conciencia, nos cuenta como David Bohm en su desarrollo del holomovimiento plantea que: el estado no manifiesto de la materia – el orden plegado implícito- constituye la base sobre la que descansa toda la realidad manifiesta -el orden desplegado explícito-. Estos dos estados están en un intercambio continuo; lo manifiesto surge de lo no manifiesto y se vuelve a fundir en ello en un perpetuo movimiento. A su vez, existe el principio de la naturaleza donde una parte puede contener la esencia de la totalidad como estructura celular de todas las especies vivientes, como ocurre con A.D.N.
Dicha analogía se muestra en el campo de la Arquitectura Integrada. Dentro de cada persona se encuentra el estado no manifiesto de la materia; al habitarlo, conseguimos que se exprese luego en nuestras acciones, en nuestros proyectos. Siendo nuestra realidad manifiesta.