
Me guía el movimiento mientras se muestra. La velocidad busca sostén. La posición de mi mano necesita una blanda precisión; sujeta el lápiz mientras baila, dando lugar al trazo que cambia hacia otra dirección, responde a otro pulso, va hacia aquel punto y vuelve a nacer. Ya es otro.
Agua misteriosa me recorre por dentro, sensible viaja al encuentro con mi tierra, hidratándola para la próxima siembra.