Ser Habitar Construir
Para construir, primero vamos a deconstruir. Viajamos hacia adentro, al plano sutil de nuestro ser, a volver a observar, a reconocer, a visualizar quiénes somos. Habitamos nuestras formas y creencias, nuestros vínculos con los demás, llegando a encontrar el pulso que marca nuestra esencia, la materia prima para comenzar a gestar nuestro hogar.
¿Qué quiero para mi nuevo hogar? ¿Desde dónde nacen estos deseos?
Al sentir nuestro cuerpo, encontramos dónde se ubican las experiencias vividas; oímos qué nos dicen, y qué nos llevan a descubrir acerca de nuestras búsquedas. Al comenzar a gestar el hogar desde una actitud flexible, ampliando la percepción para observarnos, nos habitamos para habitar, y luego construimos lo que deviene de ello, expresando nuestras formas.
¿Qué nos cuentan nuestros pensamientos? ¿Qué pienso cuando proyecto?
Existen diferentes relatos acerca de abandonar por sentir que no se puede; ganas acumuladas de hacer algo pero no hacerlo; disociación entre querer y hacer. Reconocer en nuestro presente los hábitos, las creencias y limitantes es el foco a desplegar. Al hacerlo, abrimos la posibilidad de encontrarnos con las herramientas que tenemos, para comprender la búsqueda genuina de nuestra intención y, abrazar con ella, el sentido que tiene construir.
Mientras hacemos las prácticas, registramos desde dónde venimos y hacia dónde vamos, descubriendo cómo se instalaron creencias en nuestros hábitos que reprimen nuestra voluntad genuina. Al nombrar y reconocer dichos bloqueos, los vemos, les damos lugar y los tomamos como sustancia creativa para darle sentido al proceso expresivo que se teje entre ser, habitar, construir, cuerpo, energía, espacio.