Estos días estoy experimentando la calma que trae el orden, la alegría de estar en mi taller a gusto. Dándole lugar a que cada objeto vaya de un lado a otro, sabiendo a donde volver. Ordenar nuestro espacio de labor y creatividad nos hizo actualizarnos. ¿Qué cosas valoramos? ¿Cuáles ya cumplieron su etapa? ¿Cuáles reconozco que no voy a utilizar?
Saber dónde se encuentran los objetos, les da sentido a tenerlos. Era un clásico guardar cosas y llegado el momento de usarlas no encontrarlas. Situación que me consumía mucha energía y tiempo, me desgastaba mi voz interna recordándome que “soy desordenada”. Gran espejo el orden de nuestras prioridades. En tiempos de mucha convulsión e inestabilidad, practicar el orden interno y el que habitamos en nuestro hogar, o espacio de labores, nos acompañan a enfocarnos, a sostener nuestra vitalidad mientras transitamos el caos.
Es importante reconocer que memorias trae ordenar, qué relatos y experiencias aparecen, con qué actitud se plantea el orden, ¿Es rígido? ¿Es impuesto? O se vuelve un tiempo de claridad y descubrimiento. El orden como maestro del ahora.
Ordenar me hace sentir a qué le dedico tiempo en mi vida cotidiana, cuáles son mis herramientas actuales y cuales las futuras, tomando como futuro un lapso de 6 meses a un año, así evito la actitud recicladora compulsiva.
Me di cuenta que generar basura me conflictúa, entonces profundizo la práctica de observar lo que consumo y tomarme el tiempo para reutilizarlo lo máximo posible. Compostar, separar por elementos y restaurar lo que esté a mi alcance.
Me lleva un tiempo de reflexión profunda decidirme a comprar algo nuevo, me aturdo con la variedad de ofertas, voy y vengo en si lo necesito o no, y evito comprar para no tener cosas sin sentido, evitando así crear un futuro desecho. Soy consciente de que se necesitan muy pocas cosas para vivir, aunque desde hace un tiempo, comencé a valorar tener objetos y herramientas que aportan bienestar en mi día a día, me acompañan a estar a gusto, a crear con comodidad. A sentirme merecedora de ellas sin juzgarme o culpabilizarme. Situación que me convoca a elegir que cosas sí elijo. Aceptando el regalo de estar viva, ocupar mi lugar, respetarlo y reconocerlo. Y desde mi lugar, a su vez, darle lugar a cada objeto desde el valor, el respeto y su lugar de pertenencia.
Les recomiendo el siguiente video acerca del tema y las constelaciones familiares.
Seamos creadoras de orden interno y externo, desde una mirada compasiva, amorosa y flexible, reconociendo el valor que tiene el lugar de cada ser y de cada objeto, en nuestras vidas, en nuestro hogar y en nuestro entorno.