Sentada hago cinco respiraciones de atención plena con los ojos cerrados. Aparece una escena familiar que me trae situaciones de repetición en el árbol. Busco formas nuevas para evitar reaccionar. Me pongo de pie, registro los apoyos, comienzo a mover mi eje. Se muestra la energía acumulada en determinados puntos, hierve la sangre, se aprieta la garganta. Duele y suelto una bocanada de dragón. Habilito el movimiento que muta el estado haciendo caer los juicios. Me encuentro con el ritmo que soy y comienza la transformación. Dejo que el movimiento en el silencio traiga las imágenes. Abro los ojos y sostengo la danza que el cuerpo pide hacer, mientras va abriendo lugares nuevos y limpia espacios saturados. Se revitaliza la esfera y se apaga el ardor del centro, evitando la destrucción del hogar. Libero el temblor en hombros y brazos. Me entrego a la tierra.
En un momento me detengo, y escribo: ¿Qué me muestra este estado? ¿Cómo imagino que me ven los demás? ¿Habito mi lugar?