Conecta
con el espacio
y únete a tu presencia
Conecta
con el aire
y recibe la vida
Conecta
con el fuego
y ama tu dolor
Conecta
con el agua
y fluye desde el placer
Conecta
con la tierra
y acciona tu propósito
¿Sentís como brota tu amor al mundo?






Cada proyecto que tenemos en la vida es una oportunidad
para sentir, pensar y hacer en sintonía con quienes somos.
La arquitectura se vuelve esencia,
el autoconocimiento se vuelve propósito
y la creatividad nos habita.

Al habitarme, siento el aire cuando entra, me recorre, ya no hay diferencias, soy aire, soy cuerpo, vibrando en el devenir.
MANIFIESTO DEL HABITAR
Estamos en el momento de la noche que se presiente el amanecer. La realidad de nuestra especie transcurre en perfecta incongruencia. No nos dejamos invadir por las voces de ultratumba. Las clasificaciones son los escombros del pasado. Evitamos las resistencias. Aceptamos. Nuestro propósito es la clave.
Esferas radiantes se expanden al emitir los abrazos que quieren ser dados. Llevan aliento a las almas sofocadas por la negación de los sentidos. Los ciclos orgánicos son sagrados. Al meditar se cosen hábitos de comunidad. Hilos de la nueva urdimbre. La acción hermanada se vuelve alimento para las infancias que nos preceden. Cuidar la existencia en cada una de sus formas nos conmueve.
Brota el coraje de abrir la puerta oculta que en sueños grita ¡Atraviésame! El dolor no es sufrimiento. Es puente que reclama ser cruzado. Al atravesarlo nos esperan deliciosos augurios.
El barro medular de nuestra cueva late con la unidad y busca ser manifestado. Anidar la pócima de la incertidumbre se vuelve una fuente creadora sin límites. Se mueve y se aquieta. Respira donde hay dolor. Activa donde hay parálisis y donde hay encubrimiento, libera la voz. Fluye la resonancia desde lo más profundo del alma hasta la raíz. Se encuentra con el mismo fuego que vive en el cosmos y en el magma. Jugar es el mantra que reverdece al asfalto. La autonomía dibuja los senderos a medida que se van recorriendo. La seguridad en la intuición funda el pulso que llevan los pies al dar los pasos. Las aguas sintientes guían la vivencia. El timón es la justa velocidad durante el movimiento. Desprejuiciado. Libre. Auténtico.
Ponemos el foco en habitar nuestro ahora, sintiendo como la presencia se convierte en alquimia. Lo inmenso fluye en lo cotidiano como savia que nutre al cuerpo dispuesto. La brújula nos marca el asombro como norte y al misterio del comienzo como maestro. Afinemos el sentir, el pensar, el hacer y que se exprese nuestra consistencia. Sagrada fusión con la unidad. Somos energía en constante mutación. Somos responsables de la frecuencia que emitimos al cosmos en cada oscilación. El placer, mientras sucede el verbo, gesta al cuerpo poético. Esencia vital que vibramos a las semillas de la humanidad que nos continúan. Pulso del arte. El estado de silencio despeja el camino y reúne a los saberes que sostienen al canal. Se abre desde el éter al instante del aullido carmín. Llega una nueva vida.
Inspiración para crear. Goce para parir. Amor para renacer.